Allí estaba, suspendida en medio del aire, ingrávida. Una cuenta atrás. Sin más. Nadie sabía por qué estaba allí. Desconocían lo que les anunciaba. Pero intuían que sería algo importante que cambiaría sus vidas por completo, dentro de 137 dias. Empezaron a surgir teorías que intentaban explicar este extraño suceso, grupos que aseguraban que eran los elegidos del cambio, profetas que pregonaban un fin terrible, miles y miles de libros sobre cómo prepararse para el final de la cuenta atrás.
Cuando por fin llegó el día esperado todos estaban reunidos en la plaza, habían venido científicos y estudiosos de todos los confines del mundo para presenciar el momento.
Quedaban treinta segundos. Quince. Diez. La gente se santiguaba, hacia apuestas, se mordían las uñas, lloraba, abrazaba a sus seres queridos, reía nerviosa. Cuatro. Tres. Dos. Todos cerraron los ojos con fuerza. Uno.
Cero.
No se oía nada. Solo el silencio.
Poco a poco se fueron atreviendo a abrir los ojos y a aflojar sus abrazos. Todo seguía igual. No había pasado nada.
Desilusionados volvieron a sus casas.
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