En ese momento me pregunté sobre cuántas cosas más no me había contado Dorothy la verdad.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo:
Esta aventura no iba a ser como imaginaba.
miércoles, 15 de junio de 2011
-Cruzar el arco-iris nunca había sido tan peligroso
jueves, 9 de junio de 2011
martes, 7 de junio de 2011
-Del blog: Noticias curiosas
Un rara enfermedad, llamada síndrome de Smith-Magenis, es un trastorno cromosómico que eleva el umbral del dolor hasta tal punto de que la persona no siente si se hace daño, esta padecimiento lo sufre Grace, una niña de tan solo cuatro años de edad.
Su umbral de dolor es tan alto que puede mantenerse en un radiador caliente o tocar un hervidor de agua sin saber que se está quemando hasta que sea demasiado tarde.
La pequeña vive con sus padres, Emma y Mark, en Castle, Birmingham, Inglaterra y tienen que poner cuatro veces más atención en Grace que en un niño normal de su edad, hasta el punto de que duermen con ella y observan cada uno de sus movimientos, toda vez que el síndrome que sufre también afecta a las hormonas del sueño.
Se despierta durante la noche gritando o golpeándose la cabeza. Para evitar que se haga daño, la pequeña tiene que dormir en una habitación acolchada.
El síndrome de Smith-Magenis afecta a 1 de cada 25 mil personas y es causado por una pieza faltante en el material genético del cromosoma 17 referido como supresión 17p 11.2.
lunes, 6 de junio de 2011
-Para algo
Allí estaba, suspendida en medio del aire, ingrávida. Una cuenta atrás. Sin más. Nadie sabía por qué estaba allí. Desconocían lo que les anunciaba. Pero intuían que sería algo importante que cambiaría sus vidas por completo, dentro de 137 dias. Empezaron a surgir teorías que intentaban explicar este extraño suceso, grupos que aseguraban que eran los elegidos del cambio, profetas que pregonaban un fin terrible, miles y miles de libros sobre cómo prepararse para el final de la cuenta atrás.
Cuando por fin llegó el día esperado todos estaban reunidos en la plaza, habían venido científicos y estudiosos de todos los confines del mundo para presenciar el momento.
Quedaban treinta segundos. Quince. Diez. La gente se santiguaba, hacia apuestas, se mordían las uñas, lloraba, abrazaba a sus seres queridos, reía nerviosa. Cuatro. Tres. Dos. Todos cerraron los ojos con fuerza. Uno.
Cero.
No se oía nada. Solo el silencio.
Poco a poco se fueron atreviendo a abrir los ojos y a aflojar sus abrazos. Todo seguía igual. No había pasado nada.
Desilusionados volvieron a sus casas.
domingo, 5 de junio de 2011
jueves, 2 de junio de 2011
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