Cuenta la leyenda que en el inicio de los tiempos existía un ser mítico que siempre era feliz pasara lo que pasara. Este ser, conocido como andrógino, tenía dos cabezas y ocho extremidades y se hallaba unido por el tronco. Había tres clases de andróginos: mitad mujer, mitad hombre; hombre y hombre; y mujer con mujer. Estos seres  eran inmensamente felices y vivían en los bosques dando vueltas sin parar, celebrando su existencia con interminables danzas, tanto a la luz de la luna como en un día soleado.
Al no haber nada que entristeciera al andrógino, Zeus sintió rencor y buscó la manera de destruir su felicidad.
Así que Zeus bajo a los campos y armado con una espada de fuego partió a la mitad a cada uno de los andróginos que habitaban el mundo.
A partir de ese entonces ningún andrógino volvió a ser feliz. Porque Zeus, pensando en que el andrógino pudiera intentar volver a unirse, separó a cada andrógino en lugares distantes, para que nunca volvieran a encontrarse.
Dice la leyenda que de cada mitad de ese ser surgieron los seres humanos. A veces tan necesitados de amor que buscan una mitad imperfecta, para que aunque sea por  un pequeño periodo de tiempo alcanzar la felicidad de la que disfrutaron siglos atrás. 
*   *   *
En un lugar de este mundo nos espera la otra mitad que necesitamos para alcanzar la perfección, nuestra media naranja. Ten bien claro que todos tenemos un, así que ¿A qué esperas para buscarla?
Y espero que sepas que, aunque tú hayas perdido la esperanza de encontrarla, esa otra persona sigue buscándote.
Y os encontrareis. No lo dudes.

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